Artículo de Javier Pérez Cuevas publicado por NAIZ
La edad de 0 a 6 años es la más influyente en el desarrollo de la personalidad del ser humano. Es la edad en la que, en función de la experiencia que vivimos, se crea la base de la estructura de nuestro carácter.
Queremos que aprendan a compartir cuanto antes y a desprenderse de la figura de referencia, cuando hasta, en torno a los tres años, necesita vivir una etapa egocéntrica y omnipresente, no pueden ponerse en lugar del otro, no se tiene interiorizada la capacidad de mantener internamente una representación mental estable de la figura materna (Margaret Mahler). Hablamos de la virtud de que sean autónomos, sin tener antes cubiertas sus necesidades más básicas, ya que es al final de la fase 3− 6 años cuando florece el sentido del yo, la autoconciencia como inteligencia interpersonal (Gardner). Estas cuestiones son muy difíciles de gestionar en esta sociedad tan estresada, donde en muchas ocasiones nos movemos en la confusión de los polos opuestos, como por ejemplo el autoritarismo o la falta de límites y el sobreproteccionismo o la desatención.
La valoración y formación que se tiene sobre el proceso evolutivo y las necesidades del ser humano en los primeros años de vida son confusas e incoherentes en nuestra sociedad y esto es un hecho al que tendría que prestar una gran atención la Administración.
Educación del gobierno de Navarra anuncia la gratuidad del 0-3 años en la red pública de escuelas infantiles de Navarra para todas las familias a partir del curso 2024-2025. ¿Por qué la administración pone recursos para la incorporación al trabajo de la mujer y perjudica al bebé y la maternidad? ¿La administración quiere no fortalecer el vínculo del bebé hacia los progenitores? ¿Por qué no facilitan la lactancia a demanda?
Si somos conscientes de la gran importancia que tiene la infancia en el desarrollo del ser humano, tenemos que aplicar medidas que contribuyan a una crianza feliz. Como afirma la psicóloga y especialista en prevención infantil Yolanda González en su libro «Educar sin miedo a escuchar»: «los primeros años de vida son un período psicoafectivo crítico al que hay prestar una especial atención. El carácter de la persona, que nos acompañará toda la vida de forma más o menos flexible, es el modo habitual y automático de funcionar y de percibirnos a nosotras/os mismas/os y al mundo, y este es fruto del modelaje familiar, escolar y social de nuestra infancia».
Si somos conscientes de que la sociedad es el fruto, en buena medida, del modelo de crianza que tenemos, si tenemos en cuenta que los humanos tenemos la suerte de poder elegir qué modelo cultural y social queremos, es posible que sigamos alcanzando mayores cotas de felicidad, de autoestima y en definitiva de un mayor bienestar social.
Si queremos tener una sociedad más sana, física y emocionalmente, es imprescindible apoyar a las familias desde diferentes ámbitos, bien sean: económicos, educativos, laborales o sociales, ya que es en el seno familiar donde a priori se tiene la mayor responsabilidad de educar a los niños y niñas. Para ello, es necesario tener una visión política más holística de la infancia, ya que la misma tiene que ser coordinada desde diferentes Departamentos, como Educación, Salud o Empleo, y ¡cómo no!, también las administraciones locales.
Sabemos que el ser humano nace prematuramente con respecto a otros mamíferos y nuestra dependencia del adulto es total para la supervivencia durante los primeros años de vida. La «teoría del apego» inspirada por John Bowlby en el trabajo que le encargó la ONU tras la Segunda Guerra Mundial, afirma que el estado de seguridad, ansiedad o temor de un niño o niña es fruto de la capacidad y accesibilidad de respuesta de su principal figura afectiva (madre, padre o sustituta/o). Este lazo afectivo se constituye en los tres primeros años de vida, se consolida durante toda la infancia (hasta los 6 o 7 años) y sus consecuencias se verán reflejadas a lo largo de toda nuestra vida.
Si tenemos en cuenta estas cuestiones básicas en el desarrollo del ser humano y lo contrastamos con el modelo educativo que principalmente está apoyando la Administración, nos encontramos que este obedece mucho más a las necesidades del sistema «económico» que tenemos que a las necesidades de nuestras criaturas.
En los últimos años las Administraciones han fomentado la construcción de escuelas infantiles de 0 a 3 años. Esta realidad se remonta a los inicios de la industrialización del siglo XIX en Europa, cuando los empresarios necesitaban abundante mano de obra y para facilitar la incorporación de la mujer al mercado laboral se crearon las primeras guarderías.
Actualmente, aquellas guarderías han sido transformadas con el esfuerzo de personas e instituciones en escuelas infantiles.
Si ponemos por delante las necesidades-derechos de las criaturas y observamos los recursos que destina la Administración, se puede afirmar que son muy insuficientes y poco eficientes para ese fin. Por ejemplo, se están minusvalorando otros modelos educativos, que pueden ser más eficientes a través de la prevención de la infancia para fortalecer el vínculo afectivo y apoyar la lactancia a demanda del bebé. Tampoco se facilitan otras medidas, como pueden ser el asesoramiento y apoyo a las familias en la crianza, incentivando económicamente y garantizando la excedencia voluntaria hasta los 3 años, así como las jornadas reducidas.
En general, los padres y madres quieren lo mejor para su criatura. ¿Por qué no pueden elegir libremente llevarla a una guardería o escuela infantil o quedarse un progenitor/a en casa pagado por la administración hasta los 3 años? También las empresas deberían valorar la maternidad y la paternidad como garante de una sociedad que beneficia a todos y todas.
Tenemos dos documentales, «Criaturas» y «Aztarnak-Huellas», que profundizan sobre la importancia de los primeros años de vida, el embarazo y el parto, y una formación política, en cuyo centro está el cuidar a las criaturas con amor incondicional, y se llama Eguzkilore.
Como afirmó W. Reich: «la civilización comenzará el día que la preocupación por el bienestar de los recién nacidos prevalezca sobre cualquier otra consideracion».
Cuando aprendamos a respetar lo que necesitan las criaturas, paso a paso la sociedad estará fundada en el amor y en la paz.
Enlace al artículo: https://www.naiz.eus/eu/iritzia/articulos/criaturas-amor-incondicional